Automotive Intelligence Center (AIC, por sus siglas en inglés) y Tecnalia son dos empresas europeas que se encuentran realizando trabajos conjuntos para incluir los motores eléctricos en las ruedas de los automóviles. Si esta innovación llega a feliz término se habrá logrado superar el inconveniente del gran espacio que ocupan, uno de los factores que hasta ahora ha impedido la masificación del vehículo eléctrico.
El adelantamiento debe tener siempre una utilidad. Si el conductor al adelantar solamente consigue avanzar un par de puestos en la cola, la ganancia de tiempo es nula, el gasto de combustible es alto y la seguridad en general se compromete. También debe evitarse adelantar para saltar de un hueco a otro.
Debe tenerse siempre presente que el adelantamiento es una de las maniobras más peligrosas.
El adelantamiento puede hacerse, en principio, a una velocidad relativamente alta y a largas marchas. Pero si la seguridad lo exige y es necesaria una buena aceleración, interesa cambiar a una marcha menor a fin de revolucionar en mayor medida el motor y ganar así en efectividad a la hora de realizar la aceleración del vehículo, sin tener en cuenta transitoriamente el consumo.
Al adelantar, es importante que haya espacio y tiempo suficiente para realizar la maniobra de adelantamiento.
También en este caso es de la máxima importancia la distancia de seguridad. En principio, en una técnica de adelantamiento bien ejecutada, seguridad y medio ambiente van de la mano. Si el conductor se cerciora de que existe margen para adelantar con seguridad, no necesita realizar una aceleración innecesariamente intensa, y en la mayoría de los casos puede adelantar sin peligro con un incremento de velocidad de 10 a 20 km/hora (teniendo en cuenta las velocidades máximas permitidas de la vía por la que se circule).
La detención
Cuando se circula en el automóvil y se procede a efectuar una detención, por ejemplo ante un control de una autopista de peaje, se hará de la siguiente forma:
Anticipar la operación prestando atención a las señales de indicación.
Levantar el pie del acelerador y dejar el coche rodar por su propia inercia.
Efectuar las pequeñas correcciones de velocidad con el freno de pie.
Reducir de marchas, si es necesario, en los últimos metros, si el motor se encuentra a un régimen excesivamente bajo de revoluciones (aproximadamente 1.500 revoluciones por minuto), se reducirá a marchas más cortas para evitar que se cale el motor. Si el régimen de revoluciones no está demasiado bajo, no se realizará la reducción de marchas, para evitar el uso innecesario del embrague y de la caja de cambios, así como el consumo inútil de combustible que supone pasar por el punto muerto.
Detención y parada final.
Maniobras especiales (salida de un estacionamiento)
Antes y durante la realización de cada maniobra especial, el conductor debe cerciorarse de que la misma puede llevarse a cabo sin poner en peligro al resto de la circulación, obstaculizarla o paralizarla innecesariamente.
El estorbo al paso del resto de la circulación da también lugar a un consumo innecesario de combustible por parte de los demás usuarios del tráfico.
Dicho con otras palabras: debe haber espacio suficiente para poder realizar la maniobra especial. Esto significa que también en la ejecución de estas maniobras, hay que contar con una buena visión de la situación del tráfico, la previsión y una observación atenta son extremadamente importantes.
La potencia suministrada a la rueda del coche es, en cada instante, la necesaria para vencer sus resistencias al avance. La potencia resulta de multiplicar la fuerza total de resistencia por la velocidad del coche.
A bajas velocidades, la principal causa de fuerza resistente y en definitiva de consumo es el peso del vehículo. A mayor peso, mayores son las deformaciones del neumático, sobretodo, si el neumático no está inflado lo suficiente.
A altas velocidades, la fuerza más importante en valor es la resistencia aerodinámica. Que depende de las dimensiones del coche, de su forma y de la velocidad a la que circulemos, entre otros factores.
Durante la marcha
Los factores que más influencia tienen sobre el consumo de combustible en el coche son:
Características de los vehículos: Los automóviles consumen cerca de un 25% menos que hace 20 años, llegando algunos modelos a necesitar menos de cinco litros cada 100 kilómetros.
La tecnología del automóvil está evolucionando hacia un menor consumo de combustible y mayores rendimientos. Sin embargo, la utilización «errónea» de un coche puede anular totalmente la eficiencia lograda con las mejoras tecnológicas.
En los automóviles existen además diversos sistemas que pueden hacer consumir más o menos energía, por ejemplo:
Los cambios automáticos convencionales ahorran esfuerzos al conductor pero a la vez consumen más que los cambios manuales. Sin embargo, los cambios automáticos de nueva generación inteligentes y los de tipo CVT (relación variable) pueden llegar a consumir menos carburante.
La utilización de turbocompresores aumenta la potencia y el rendimiento de los motores, aprovechando la energía de los gases de escape./li>
La utilización óptima en los coches modernos del control electrónico del motor permite no solo reducir el consumo de carburante, sino también reducir las emisiones contaminantes a los valores marcados por la legislación.
Una vez que se ha elegido el modelo de vehículo, el compromiso con el consumo y el medio ambiente comienza con la mentalización de que al conducir se puede favorecer:
Una reducción del gasto de carburante
Una reducción de la contaminación ambiental
Una considerable mejora del confort y de la seguridad