Tecnologías de bajas emisiones para vehículos de alta gama

La unión de los esfuerzos de un laboratorio especializado en automovilismo y una universidad británica ha permitido desarrollar nuevas tecnologías en el campo de la automoción con escasas emisiones contaminantes. Los responsables son el laboratorio Drayson Racing y la Universidad de Aston, en Birmingham.

vehículos con bajas emisiones contaminantes

El propósito principal de estas dos importantes instituciones es la investigación relacionada con biocarburantes de segunda generación, que permitirán la creación de rodados de alta gama y complejas prestaciones, pero que al mismo tiempo generen una menor cantidad de emisiones de dióxido de carbono con respecto a los vehículos actuales.

Drayson Racing se conformó justamente con el objetivo de desarrollar tecnologías verdes en el campo de la automoción, mientras que la Universidad de Aston también tiene antecedentes en la materia. La investigación sobre tecnologías sostenibles y de bajas emisiones contaminantes es una de las áreas de estudio con mayor desarrollo en este centro académico inglés.

Nuevos desarrollos

Por ejemplo, los grupos de especialistas de Aston han evaluado el rendimiento de diferentes rodados que funcionan con hidrógeno, electricidad y pilas de combustible, entre otras tecnologías sostenibles.

El trabajo entre Drayson Racing y la universidad ya ha comenzado a dar sus primeros frutos. Un coche de carreras con motor de bioetanol fue empleado en una competencia desarrollada en el marco de la American Le Mans Series, obteniendo el primer lugar en una de las fechas.

Se trata de un automóvil multicombustible, que puede superar los 320 kilómetros por hora de velocidad máxima, pero emitiendo aproximadamente un 40% menos de emisiones de dióxido de carbono que los coches de gasolina tradicionales.

Los biocarburantes de segunda generación están considerados como una de las alternativas más económicas y eficientes para disminuir las emisiones contaminantes en las próximas décadas. Los desarrollos en los que trabajan las instituciones mencionadas anteriormente no emplean cultivos alimentarios, sino residuos de biomasa como paja o residuos agrícolas, entre otros, incrementando así el carácter sostenible de la propuesta.

Por Pablo Javier Piacente.

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